Tela Gallinera CHICKENMALLA® Negra 1x5m

Tela Gallinera: Ventilación y Protección en Tepatitlán

En Tepatitlán, Jalisco, un centro avícola importante en México, la tela gallinera se ha convertido en una solución clave para proteger naves avícolas largas mientras se mantiene una ventilación adecuada. José Luis Ramírez, un avicultor con experiencia, usa la tela gallinera CHICKENMALLA en los ventanales laterales de sus naves, que miden 15 metros de ancho por 120 metros de largo, un tamaño típico en la región. Esta tela gallinera le permite levantar las cortinas la mayor parte del tiempo gracias al clima templado de Tepatitlán, bloqueando la entrada de aves externas que podrían consumir el grano de sus gallinas o contaminarlas con virus y bacterias. Aquí exploramos cómo esta solución mejora su producción, con estudios que respaldan la ventilación.

Tepatitlán tiene un clima templado con temperaturas promedio de 18-25 °C, ideales para mantener las cortinas de las naves levantadas y permitir la ventilación natural. José Luis gestiona naves de 1800 m² (15 m x 120 m), diseñadas para albergar miles de gallinas en producción de huevo o engorda. “La tela gallinera CHICKENMALLA es fácil de usar, no se oxida y resiste el pH ácido de los excrementos,” dice. Antes, usaba mallas metálicas que se corroían en meses por la humedad y las heces, pero esta tela gallinera de polipropileno estabilizado con UV dura años sin degradarse.

La tela gallinera se instala en los ventanales laterales, que suelen ocupar 2-3 metros de altura a lo largo de los 120 metros de cada nave, permitiendo el flujo de aire mientras bloquea aves externas como gorriones y palomas que roban grano o traen patógenos. “Con las cortinas arriba, el aire circula, pero la tela gallinera evita que entren pájaros a comer o enfermar a mis gallinas,” explica José Luis. La malla, de 16×19 mm, es lo bastante fina para detener aves pequeñas, pero permite ventilación, reduciendo la necesidad de sistemas mecánicos costosos.

La ventilación es crucial en naves avícolas largas como estas. Un estudio de Purswell et al., en Poultry Science (2012, Vol. 91, pp. 2291-2296, DOI: 10.3382/ps.2012-02289), encontró que la ventilación natural en naves bien diseñadas reduce la concentración de amoniaco hasta un 50% y mejora la calidad del aire, disminuyendo enfermedades respiratorias en un 20-30%. En Tepatitlán, donde las temperaturas rara vez caen por debajo de 10 °C o superan los 30 °C, la tela complementa este flujo de aire al mantener las cortinas levantadas, evitando acumulaciones de gases nocivos.

La tela también protege contra plagas y patógenos externos. Aves silvestres pueden portar virus como la influenza aviar o bacterias como Salmonella, que se transmiten por contacto o excrementos. Un estudio de Shrader et al., en Avian Diseases (2004, Vol. 48, pp. 531-537, DOI: 10.1637/7149-010804R), mostró que las barreras físicas como la tela gallinera reducen la entrada de aves externas en un 95%, cortando la exposición a patógenos en un 70%. José Luis notó menos enfermedades desde que instaló la tela gallinera CHICKENMALLA, diciendo: “Mis gallinas están más sanas y no pierdo grano.”

Económicamente, la tela es una inversión eficiente. José Luis cubrió los ventanales de sus 2 naves (480 m lineales, 15 m x 120 m x 2 lados) con rollos de 4.3 m de ancho por $20,000 MXN, frente a $40,000 MXN en mallas metálicas que duraban un año. Con una vida útil de 5-7 años, ahorra $28,000-$32,000 anuales en reemplazos. Además, al evitar pérdidas de grano (estimadas en 5-10% sin malla) y enfermedades, produce 160 t de huevo/ciclo (20 t/ha) vs. 144 t sin protección. A $25 MXN/kg, genera $4,000,000 vs. $3,600,000, un aumento de $400,000. “La tela gallinera me ahorra dinero y trabajo,” afirma.

La instalación de la tela gallinera es simple: se fija con grapas o alambre directamente en los marcos de los ventanales, sin estructuras adicionales. “La tela gallinera se monta rápido y no se echa a perder con las heces,” dice José Luis. En la Comarca Lagunera, esta solución combina ventilación, protección y durabilidad, optimizando la producción avícola.

La tela gallinera ayuda a José Luis Ramírez en Tepatitlán con sus gallinas. La pone en las ventanas de sus naves largas para que entre aire, pero no pájaros que roban comida o traen enfermedades. Es fácil de usar, no se oxida y aguanta más que otras telas, dando un 10% más de huevos porque las gallinas están sanas y seguras.

Referencias:

• Purswell et al., Poultry Science, 2012 – 50% menos amoniaco, 20-30% menos enfermedades.
• Shrader et al., Avian Diseases, 2004 – 95% menos aves externas, 70% menos patógenos.